6 de agosto de 2013

A un año de las cosas

Bien podría ser martes. El insomnio, el tabaco, las películas en blanco y negro: todo indicaba que este 13 era martes o viernes (dependiendo del lugar en el mundo). O bien podría ser que simplemente fuera lunes 13 como bien acusaba el calendario. Que fueran las 8.31 de la mañana y que el frío solitario de agosto se hubiera adelantado para nuestro deleite. Que se mantuviera entretenido acribillando tanto hueso polvoriento y soledad mal llevada.
Bien podría ser que no pudiera dormir y que el día no acompañara. Que vos llevaras mas de 7 horas ya despierto y que estuvieras caminando por algún pintoresco lugar pensando en el almuerzo florentino que  estaba esperándote (como estaría haciéndolo yo mientras te escribiera de este lado de las cosas).
Bien podría ser que no me atreviera a escribir ese mail que me habías pedido en donde te contara que era de mi vida ahora que nos separaba un mar. Podría ser que me ganara el miedo, la confusión, la inseguridad, la escena repetida (sobre todo la escena repetida). Que no durmiera por miedo a soñar que te tomo la mano. Que no te hablara por miedo a no poder retractarme de lo que diga. Que no te mire porque de esa forma puedas descubrir mas de lo que quisiera.
Todo eso podría pasar si esto te lo hubiera contando un próximo 13, uno que no cayera martes, ni lunes, ni jueves, inclusive no un domingo. Uno que simplemente cayera en aquel día en que pudiera estar segura, en donde no tuviera miedo, en el que faltaran solo días para vernos, y no más de un mes de quién-sabe-qué. Uno que no se riera de mi. Que me indicara que hoy sí, que ese sería nuestro día, que el amor nos pertenecería, que el miedo se podría ir al carajo y que no existiría lugar en el mundo en el que no pudiéramos estar juntos. Que mis brazos se llenarían de vos y mis sueños nocturnos se descubrirían tranquilos de tanto trauma freudiano y cobardía social.
Todo eso podría pasar aquel día en que dejáramos atrás aquellas calles y aquellos recuerdos, todo ese tiempo inservible, toda esa numerología absurda. Ese día en el que por primera vez en nuestras vidas fuéramos a pertenecernos completamente. Ese día en que aprenderíamos a querernos sin miedo. 


Ese día vamos a ser eternos, mi amor.

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