31 de marzo de 2012

15 de marzo de 2012

Para contar ¿por qué no contar que no entiendo tus códigos?. Para contar ¿por qué no contar que me decepciono tu accionar? Para contar ¿por qué no contar que hoy no es un lindo día?. Porque, querido amigo, para contar cosas tristes, prefiero no contar ...

10 de marzo de 2012





en tiempos donde nadie escucha a nadie
en tiempos donde todos contra todos
en tiempos egoístas y mezquinos
en tiempos donde siempre estamos solos.

9 de marzo de 2012

Derechos

Tengo derecho a estar enojada y querer putear. Es así, tengo todo el derecho del mundo de querer ir a tu casa a cagarte a trompadas (es más, ahora voy... mm, no, es verdad, ya es mucho, pero tengo derecho a querer hacerlo). Dale, decime que no. Que no tengo derecho a cortarte el rostro, a escupirte en la cara, a gritarte hasta quedarme sin voz, a cantar encima cuando estés hablando, a reírme de las estupideces que digas. Claro que si, tengo todo el derecho del mundo de hacer todas las forradas que se me ocurran. Tengo derecho a hablar del tema mil veces y de gritarle a mis amigos "Obvio que si, es una hija de puta. Resentida de mierda." y eso si, que no me digan que no, porque tengo todo el derecho de decirlo y que ellos estén de acuerdo conmigo.
Tengo el derecho de tantas cosas en este momento. Pero tenemos valores distintos y mientras vos disfrutas de la  desgracia ajena, yo disfruto del saber que tengo la conciencia tranquila y puedo dormir por las noches. Me gustaría que vos tuvieras el derecho de decirlo también ...

6 de marzo de 2012

K arma

Puedo imaginarte ahí sentada, en la oscuridad de tu habitación ideando algún plan para arreglar las cosas. Sentada con las piernas cruzadas, con la cabeza cabizbaja, con la mirada triste. Meditando.
¿Se te habían ido las cosas de control? Por supuesto que sí, no había más que pensarlo. Desde el momento en que pronunciaste esas palabras, sabias que te habías cavado tu propia tumba, solo que ahora el problema era como arreglar todo para mostrar tu arrepentimiento y salir de ahí. ¿Cómo? ¿Cómo demostrar que lo único que habías querido era que triunfara la justicia sobre lo que era tuyo, lo que te pertenecía por ley? Solo habías querido demostrar que tenías un punto, que realmente era una mala persona, que todos vieran que vos eras mucho mejor. Que se fijaran como podía llegar de lejos para arrebatarte todo y como ibas a llegar de lejos vos para cuidar vos a los que querías (o al menos eso ibas a dar a entender).
Nunca debería haberse interpuesto en tu camino, es decir, ¿A quién se le podría haber ocurrido interferir en tus planes? Vos tenías todo lo que tenías porque habías sabido pelear por ello hacía mucho tiempo ya. Derecho de piso, che. Era claro que alguien tenía que pagar. Las cosas buenas no pueden venir del cielo, o al menos vos lo creías así en ese momento. Pero no ahora, ahora solo podías pensar en que quizás la cosa se te había ido un poco de las manos. Solo, quizás, habías llegado un poco más lejos de lo que esperabas (de lo que cualquiera podía esperar) y en la oscuridad de tu habitación no podías pensar más que en arreglarlo.
Sonaría el teléfono. El mono se dejaría oír y correrías a leer el mensaje.
Te enterarías de las buenas noticias. El problema se había solucionado gracias a la buena voluntad de todos (después de todo, ahora que el panorama estaría más tranquilo, podían estar todos de acuerdo con vos en que había sido una broma de mal gusto, pero que no había sido para tanto y que realmente nadie tiene ni un poquito de sentido del humor).
Prenderías la luz y con ella también un cigarrillo (para festejar como se debe, por supuesto). Y ahora acostada boca arriba volverías a pensar: Que suerte que tiene ¿Cómo puede haberla sacado tan barata? ¿Cómo puede ser que otra vez vuelve a robarme lo que es mio?